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Migración: Cuando se habita la lengua del Otro¹

Actualizado: 29 abr 2022


Tainã Rocha

Iassana Scariot

Gicelma Barreto Nascimento


Al pensar en el proceso migratorio, lo primero que nos viene a la mente es el desplazamiento de un territorio a otro, ya que migrar se puede definir como trasladarse a un ambiente más favorable o escapar de algo nocivo. Es cierto que pensar en migración es pensar en lugares, en ocupación de tierra extranjera, pero muchas veces la migración implica más que un cambio geográfico, también requiere dejar la lengua materna para habitar la lengua del Otro, migrar de una lengua a otra. Y esa tampoco es una migración simple, ya que aprender a hablar deja marcas, podemos decir que aprender a hablar otro idioma es un factor traumático o estresante. No se trata de sustituir mecánicamente una lengua por otra, es necesario que el sujeto soporte encarnar en su propio cuerpo la experiencia de ser extranjero.


El psicoanalista Jairo Gerbase, afirma que nosotros, como sujetos del inconsciente, podemos usar las palabras en un sentido universal o en un sentido muy específico, particular, y eso sin importar el idioma. Entonces tenemos lenguaje, lengua y lalengua. Como lenguaje, cumple la función de comunicación, de posibilitar la relación entre dos individuos. Como lengua, es objeto de la lingüística, es un símbolo social. Finalmente, como lalengua es lo que está más allá de los efectos de la comunicación y el discernimiento, es error, incomprensión y parte de la relación de los sujetos hablantes. Con eso, el malentendido puede aparecer en una conversación entre dos personas que hablan el mismo idioma y también entre diferentes idiomas.


Es ahí, también en este campo, en el campo del lenguaje, que algo se hace oír extraño, diferente, el hablar termina denunciando que quien está usando el idioma es un extranjero. La lengua impacta el cuerpo y formatea nuestro aparato fonador de acuerdo con las reglas fonéticas de la lengua materna. Puede aparecer la pregunta: "¿De dónde eres?", Recordándonos que no somos de allí, o "¿Cuándo vas a dejar de hablar así?" presentando una exigencia imposible de responder, ya que requiere borrar las huellas de la extranjeridad que habita el sujeto migrante, borrar las particularidades de quienes usan la lengua extranjera, anular la singularidad. Para el lingüista y filósofo Ferdinand de Saussure, el lenguaje no es natural para el hombre, pero sí la facultad de construir una lengua, la cual juega el papel principal en la organización del sistema, porque está vinculado a los principios de asociación y coordinación. El lenguaje es, por tanto, una invención.


Los movimientos migratorios y de aprendizaje de una nueva lengua suponen un proceso de pasaje que implica tanto posibilidades como algunos obstáculos. En su libro Budapeste, el músico y escritor Chico Buarque dice: “Debería estar prohibido burlarse de quien se aventura a hablar una lengua extranjera”. Podemos pensar que es en el lenguaje donde estamos más expuestos a lo más íntimo de la extranjeridad que nos habita.


El migrante tiene la difícil tarea de hacer que la lengua extranjera exprese una subjetividad que se ha plasmado en otra lengua. Es la lengua materna la que construye el universo simbólico de cada persona, es ella quien da nombre a los afectos, las fantasías y compone la realidad psíquica. Nosotros sentimos en el idioma nativo, soñamos en nuestro idioma original. El desafío es producir una apertura que permita a la lengua extranjera comenzar a nombrar algo de nuestra subjetividad, empezar a ser parte de nuestro campo simbólico. Para la psicóloga y psicoanalista Lisette Weissman, la transición entre la pérdida del vínculo con la cultura de origen y la ruptura con el conocido, es decir, la pérdida de la lengua materna, provoca un choque cultural, ya que el migrante se encuentra participando en otra cultura, sin conocer sus códigos implícitos y, para comprenderlos, sería necesario un proceso intersubjetivo de apropiación.


Independientemente del momento de la inmigración, para muchos extranjeros es difícil aprender el nuevo idioma, entra en juego la sensación de incomprensión de algunos, tanto en el idioma que escuchan como en el que intentan hablar. También hay quienes se niegan a hablar un idioma distinto al suyo, limitando su vocabulario a unas pocas palabras y relacionándose con personas de la misma nacionalidad. Hay otros extranjeros que tratan de aprender rápidamente el nuevo idioma para poder expresarse de la manera más correcta posible y, a menudo, puede haber un intento de imitar una forma específica de hablar de los “nativos”. Aun así, la vacilación de la lengua aparecerá a causa de la extranjeridad, y este proceso no necesita ser visto con malos ojos, ya que lo que aparece es algo de la subjetividad de este sujeto. También están los que construyen un idioma intermedio con palabras de la lengua materna y el nuevo idioma, como por ejemplo el Portuñol.


Es importante saber que aprender a hablar, ya sea en la infancia al entrar en contacto con la lengua materna o aprender a hablar otro idioma deja huellas, deja marcas, puede ser estresante, embarazoso, difícil. Incluso puede resultar traumático porque, durante el aprendizaje se acumulan una serie de malentendidos, errores que forman parte del proceso de aprendizaje y también de la comunicación. A partir del momento en que la risa toma el lugar de la timidez, la vergüenza y el miedo de intentar hablar en otro idioma, será posible se comunicar sin importarse con la denuncia que el habla trae de no pertenecer a esa cultura lingüística y con eso empezar a integrarse, hacerse entender y comprender que el malentendido es parte de la comunicación humana.


El idioma del país de origen es representante de una filiación y no se la pierde totalmente en el proceso migratorio, pero necesita ser reprimida en parte. Permitirse perder significa reconocer que el inmigrante hablaba una lengua compartida diferente a la actual, así como reconocer lo que se gana a partir de la adopción de otro país, de una lengua extranjera, la que posibilita nuevas insignias, nuevas organizaciones subjetivas, nuevos vínculos sociales, nuevas lenguas, nuevas reglas.


Notas:

  1. Este "Otro", escrito en mayúscula, significa en términos lacanianos, el lenguaje, la cultura, la ley, distinto por lo tanto del "otro" escrito en minúscula que representa el semejante.


Referencias


BUARQUE, Chico. Budapeste: romance. São Paulo: Companhia das Letras, 2003.


GERBASE, J. A hipótese lacaniana. Salvador: Associação Científica Campo Psicanalítico, 2011.


SAUSSURE, Ferdinand de. (1916). Escritos de linguística geral. Organizados e editados por Bouquet, S. e Engler, R. São Paulo: Cultrix, 2000.


WEISSMANN, Lisette. Migração/exílio e a perda da língua materna. Cad. psicanal., Rio de Jeneiro , v. 39, n. 37, p. 185-206, dez. 2017. Disponível em <http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S141362952017000200011&lng=pt&nrm=iso>. acessos em 19 dez. 2020.




















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