Gicelma Nascimento entrevista a la periodista Rafaela Aguiar*
“escribir es conversar con el otro,
contarle a alguien una historia que le afecte,
que le impacte.” (Rafaela Aguiar)
La escritura puede leerse como una de las formas de ejercer la subjetividad, como una manera de dar voz a la alteridad que nos habita. Teniendo esto en cuenta, la siguiente entrevista se propone abrir un diálogo entre el psicoanálisis y otros campos del conocimiento. Aquí encontrarás la entrevista completa con Rafaela Aguiar, ella es periodista, aspirante a escritora y artesana responsable por Ohlinda Cuadernos, en Buenos Aires. En este espacio ella nos cuenta su trayectoria académica y migratoria y nos invita a acompañarla en su proceso de reconexión con la escritura y la literatura.De parte del espacio Diásphora Psi quiero agradecer inmensamente a Rafa por ser tan amable y por compartir con nosotros su historia única. ¡Muchas gracias!
A nuestros lectores, ¡les deseamos una buena lectura!
Lic. Gicelma- Hola Rafaela, ¿Cómo estás? para empezar te pediré que te presentes, cuéntanos un poco acerca de tu trayectoria.
Rafaela- Soy una inmigrante apasionada por mi tierra. Te confieso que no me gusta mucho decir que "soy de Brasil", sino que soy de Pernambuco, la mejor provincia del país, la más multicultural. Quizás sea un poco agrandada diciendo esto, pero todos los de mi tierra somos así.
Vivo en Buenos Aires desde 2012, cuando decidí hacer un posgrado en el área de periodismo. Nunca había venido antes al país, ni siquiera de vacaciones. Llegué medio que de paracaídas pero una prima que ya vivía aquí me ayudó. Fue un salto de fe, y aquí estoy con una vida y una carrera tomando nuevos rumbos.
Los primeros años de mi adaptación fueron tranquilos, sin muchos altibajos. Sin embargo, hubo un punto de inflexión que me llevó a una nebulosa emocional que me impedía avanzar personal y profesionalmente.
En ese proceso, decidí crear Ohlinda Cuadernos para estar más cerca de mi tierra, para reconectarme con mis orígenes, y empezar un proceso de cambio profesional por el cual sigo atravesando.
Lic. Gicelma- ¿Podrías contarnos un poco sobre tu relación con la escritura?
Rafaela- Mi relación con la escritura no fue perfecta como muchos pueden imaginar - ya que soy periodista - y si la romantizo, estaría mintiendo. Hablar sobre esta relación también es hablar sobre mi carrera profesional.
Mi primera conexión con la escritura surgió en las clases de redacción en la secundaria. Escribía poesías y hasta me arriesgué escribiendo algo de ficción. Era una adolescente que, como cualquier otra, necesitaba expresarse, y esta fue la manera que encontré.
En la escuela de periodismo, fui perdiendo esa conexión poco a poco, y cuando me preguntaban en qué área quería trabajar, respondía que no estaba segura, solo sabía que quería escribir. Llegué a acercarme un poco a la literatura al final de la cursada, pero esa relación quedó ahí.
Empecé mi carrera como reportera en un diario. El área en que me tocó trabajar no fue planeada, sino una puerta de entrada para ingresar al mercado. Era muy joven y asumí mucha responsabilidad en poco tiempo. Me sentía una máquina escribiendo textos en modo automático y contra el reloj. Además, muchas veces me comparaba con los colegas que escribían lo mismo que yo. Eran periodistas con años de experiencia, y puse la vara muy alta. Eso afectó muchísimo mi autoestima.
Luego, cambié de rumbo para la comunicación empresarial y digital, donde encontré un poco de contención. Mientras tanto, tenía un blog de viajes, que era mi puerto seguro para volver a conectarme con la escritura. Todo eso sucedió aún en Brasil.
Como inmigrante, trabajé algunos años con la producción de contenido digital en portugués. Un día me quedé desempleada, y mi autoestima como profesional volvió a verse afectada. Si antes necesitaba experiencia profesional, ahora necesitaba ganar dinero. Entonces volví a empezar todo desde cero, aceptando cualquier tipo de trabajo relacionado a comunicación, ganando muy poco y luchando una batalla idiomática.
No me sentía segura escribiendo en español, ni hablar cuando intentaba escribir en portugués. Estaba completamente bloqueada. Escribir se transformó en sufrimiento, y también empezó a afectar mi vida personal.
Después de muchos años en esta relación conflictiva y tóxica con la escritura, entendí que necesitaba ayuda. Llegué a hablar del tema en terapia, porque no podía entender cómo una periodista ya no podía escribir. Las sesiones me ayudaron, pero aún no encontraba respuestas.
Solo logré destrabarme y volver a tener una relación más sana con la escritura, principalmente en portugués, cuando leí el libro Cómo encontrarse en la escritura, de la brasileña Ana Holanda. De algún modo, sentíamos el mismo dolor como periodistas. En paralelo, también encontré algunas respuestas en el libro El Camino del Artista, de Julia Cameron. Ambos libros fueron el punto de partida para hacer un viaje interno para conectarme con la adolescente y la joven que anhelaba apenas escribir, y volver a acercarme a la literatura.
Lic. Gicelma- Freud ya afirmó que la ciencia que más se acerca al psicoanálisis es la literatura, el creó un campo de diálogo entre ambos. ¿Crees que escribir tiene efectos terapéuticos? ¿Podrías compartir con nosotros algo específico que ejemplifica esta asociación?
Rafaela- No sé si consideraría la escritura como terapéutica, en lo que se refiere a sanar un dolor. Para mí, la escritura no sustituye una sesión de terapia que tiene un ida y vuelta reflexivo y necesario para sanar nuestros dolores y conocernos mejor. Muchas veces estamos en una nebulosa y no llegamos a ver lo que nos duele a través de la escritura. O como en mi caso, en que la escritura se transformó en el propio dolor.
Pero sí la escritura puede ayudarnos en el proceso de sanación, y sí debe ser trabajada junto a la terapia. Entendí eso con las páginas matinales de Julia Cameron. Según ella, un artista bloqueado - que puede ser cualquier persona - debería escribir todos los días un par de páginas de un cuaderno. Lo que sea, no importa si no tiene sentido, si fue algo que hiciste durante el día, una idea. Normalmente, siempre es algo negativo, frustrante, desalentador. Por eso, no se debe pensar mucho, y tampoco juzgar lo que se escribe. Hay que soltarlo todo, vomitar cada palabra sin pudor.
Decidí arrancar un diario. No escribo todos los días, sino cuando me dan ganas o cuando tengo la cabeza por explotar. Soy una persona ansiosa, entonces estoy 24/7 pensando en algo, anticipando algo o prejuzgando algo que hice o solo pensé. Poner en práctica la idea de Julia me ayudó a desacelerar, a desbloquear mi escritura, a tener la mente más libre para crear y a reflexionar todo lo que me estaba pasando.
Lic. Gicelma- ¿Qué escritoras/escritores te inspiran?
Rafaela- Esta es una buena pregunta. Como estaba bloqueada en la escritura, no estaba leyendo. Ambas caminan juntas. Mi lectura también estaba bloqueada, no leía con placer, y las veces que leí dejé muchos libros con marcadores de páginas abandonados por meses o nunca finalizados. Entre los pocos que logré leer por completo, están los de la española María Dueñas.
Me refugié en sus obras por tratarse de novelas históricas, mezclando la ficción con la historia de un hecho, de un lugar, y sus personajes singulares, como Sira. Además, ella aborda muchísimo la inmigración. Sus historias siempre están cruzando fronteras.
Ahora, con la escritura desbloqueada, tengo un hambre insaciable por leer, porque cada vez que leo quiero escribir más. Estoy explorando la autoficción, la literatura del yo. Aunque sean géneros que aún estoy conociendo, hay algunas autoras que ya me inspiran, como Annie Ernaux y Gabriela Wiener.
Por otro lado, mis lecturas en portugués están siendo una forma de conectarme más con mis orígenes y de mantener mi pertenencia, volviendo a los clásicos, como Clarice Lispector, Rachel de Queiroz, Jorge Amado.
Un dato de color: leer los libros de Julia Cameron y Ana Holanda en portugués fue primordial en ese proceso de reencontrarme con la escritura.
Lic. Gicelma- Rafa, al igual que nosotras, sos una inmigrante brasileña viviendo en Buenos Aires, seguimos tu trabajo artístico y empresarial en la página de Instagram @ohlinda.cuadernos, ahí escribes prácticamente en español, ¿puedes hablar un poco acerca de tu relación con la escritura en otro idioma? También notamos que incluso cuando escribes en español siempre hay una palabra “brasileña” que se escapa, ahí le explicas, en español, a tu lector el significado de la palabra extranjera, ¿crees que algunas palabras son intraducibles?
Rafaela- De inicio, mi relación con el español fue especial. Aprendí el idioma en la secundaria y nunca más quise dejar de estudiarlo. Por eso, mi adaptación no fue difícil. Como ya tenía un conocimiento general del idioma, aprendí rápido las expresiones locales y pude lidiar con las diferencias culturales, ya que mi convivencia tanto en los estudios como en el trabajo eran mayormente con argentinos o con otros hispanoparlantes.
Sin embargo, todo se complicó cuando tuve que usar el español como la principal herramienta de mi trabajo, como comenté anteriormente. No conseguía encontrar las palabras para expresarme escribiendo. La relación empezó a mejorar cuando me veía, de cierta forma, obligada a escribir en español en las redes sociales de Ohlinda. Me sentía más cómoda y segura escribiendo sobre mi pedacito de Brasil.
Con relación a las palabras en portugués en las redes de Ohlinda, hay algunas que no las quiero traducir para no perder su idiosincrasia brasileña. No me refiero a palabras como saudade, sino a otras que considero más representativas, como sertão, Festa Junina, arrasta-pé, Centro da Cidade, abacaxi, cinema de rua. Son más que palabras y van más allá de su significado, principalmente cuando son escritas por una inmigrante en otro idioma.
Lic. Gicelma- ¿Qué idioma crees que utilizas para escribir sobre lo que te afecta, para describir aquello que es más íntimo?
Rafaela- Durante el proceso de desbloqueo con mi escritura, empecé a escribir en portugués porque era (y sigue siendo) más liberador. Me siento más cómoda para expresar lo que siento en palabras.
Eso lo descubrí solo cuando arranqué el diario inspirado en las páginas matinales de Julia Cameron. Escribí las primeras páginas en español, luego me invadía una gran frustración, porque no lograba poner en las páginas del cuaderno lo que realmente sentía. Así que comencé a escribir en portugués, y todo fluía mejor. Ahora mi meta es hacer lo mismo con el español.
Lic. Gicelma- Dictás un taller llamado “Re-encontrá la escritura”, que incluso lo cursé y me encantó. ¿Podrías hablar un poco sobre ello, cuál es la propuesta, cómo surgió y a quién va dirigido?
Rafaela- El taller surgió a partir de ese viaje interno que hice para tratar de reconectarme con mi escritura en portugués y en español. Entendí que, si a mi me sirvió para desbloquear y volver a escribir como antes, también podría servir a alguien más.
Durante las clases, guío a mis alumnos a que puedan (re)encontrarse con su escrita, conectándose con ellos mismos y con el mundo a su alrededor.
Va direccionado tanto a las personas que se sienten bloqueadas al momento de escribir como a quienes quieren aventurarse en el mundo de la escritura por primera vez y no saben por dónde empezar.
El curso fue pensado para que el alumno pueda sentirse cómodo con las palabras y para que la escritura sea parte de su vida, de su rutina. Por eso, el taller es realizado individualmente, porque sé que cada uno tiene una historia y una relación diferente con la escritura.
Lic. Gicelma- Para la escritora brasileña Conceição Evaristo el ejercicio de la literatura es una forma de no enfermarse, movimiento que la autora encontró para superar el dolor y la muerte. Ella acuñó el término “escreviência” para describir la escritura femenina a partir de la vivencia de un colectivo. ¿Qué piensas sobre esto? ¿Para vos cuál es la función de la escritura?
Rafaela- En el taller, explico a mis alumnos que escribir es conversar con el otro, contarle a alguien una historia que le afecte, que le impacte. No importa si es ficción o no, si es narrada en primera o tercera persona, si se encuadra en un género literario específico.
Creo que la escritura tiene la función de conectar, de mantener una conversación. Eso puede sonar raro porque la escritura es solitaria, pero ¿no es del mismo modo que también sentimos nuestros dolores?
No veo la escritura como un medio de sanación, sino un proceso para ayudarnos a sanar, del mismo modo que enfrentamos y sanamos nuestros dolores. Por eso, digo que la escritura es conversación. Conversamos y reflexionamos sobre nuestros dolores y los de otros.
La escritura también da voz a quienes una vez no la tuvieron, así los conocemos y nos conocemos a nosotros mismos. No soy crítica literaria, pero veo que en los últimos años se instaló un movimiento que viene ganando fuerza. Empezamos a encontrar temas que antes no veíamos tanto entre aquellos que escriben. La escritura es cada vez más femenina, más queer, más negra. Estamos conversando a través de la escritura temas que antes eran considerados tabúes.
*Rafaela Aguiar es periodista aspirante a escritora y artesana responsable por Ohlinda Cuadernos, en Buenos Aires. Licenciada en Comunicación Social/Periodismo hace 20 años, trabajó como reportera en diario y agencia de noticias; como asesora de prensa/comunicación en empresas públicas y privadas; y como editora de contenidos digitales. También es experta en Comunicación Empresarial y Periodismo Digital, con experiencia como bloguera y mentora de Comunicación y Marketing Digital para Pymes y emprendimientos.
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