Iassana Scariot
Mi primera sesión con una niña, yo todavía estaba en la universidad. Ella tenía cinco años, aunque me sorprendió, logró entrar en el consultorio sin su madre. Rápidamente se dirigió a la estantería que estaba llena de juegos y juguetes. A pesar de lo ansiosa que yo estaba, la invité a sentarse en la silla frente a mí, y le expliqué que estábamos allí para hablar. Durante la sesión hablamos, con la ayuda del muñeco, el dominó, los animales de goma y juegos de argollas. Winnicot ya decía que el niño adquiere experiencia jugando, y que los adultos contribuimos reconociendo el gran lugar del juego, pero no podemos obstaculizar ni manipular la propia iniciativa del niño.
Un segundo momento ocurre unos años después, cuando otra paciente de seis años llegó a mi consultorio con su madre, por sugerencia de su abuela. Yo la atendía hacía algunos meses, jugaba todo el tiempo de las sesiones con una casa de madera y la familia terapéutica. Recuerdo que era curiosa y conversadora y siempre tomaba la delantera en el juego y, a menudo, repetía la secuencia. Mi pregunta era, ¿por qué repetía las mismas secuencias semana tras semana?
¿Qué tienen estos dos pasajes en común? El tiempo. El niño utilizará la experiencia del juego para apropiarse de su inscripción en el universo simbólico (Pinho, 2001). Me di cuenta de que no podía apurar el tiempo de ambas, la prisa, la resolución era mía y no de ellas. Jugar es una actividad intrínseca del niño, cuando traté de evitar que esto sucediera (en el primer ejemplo) o no entendía por qué las repeticiones del juego en la clínica (en el segundo ejemplo), era como si las estuviera limitando, privándolas de estar en este proceso, y simbolizar, cada uno en su momento.
El espacio puede ser algo concreto, en el transcurso de nuestro crecimiento nos damos cuenta de ello, es darnos cuenta de que el mismo espacio, que para el niño es tan grande, para el adulto es tan pequeño. Ahora, cuando se trata del tiempo, escapa a nuestra percepción sensorial. Todos los días tendemos a no “perder el tiempo”, nos exigimos y terminamos exigiendo eso a los niños también.
Según la psicoanalista Melanie Klein, “jugar es el medio de expresión más importante del niño. Cuando usamos esta técnica lúdica, pronto descubrimos que el niño hace tantas asociaciones con los elementos aislados de su juguete como el adulto con los elementos aislados de sus sueños.” Klein interpretó no solo las palabras del niño, sino también las actividades con juguetes, incluidos aquellos como parte integral de las asociaciones libres.
La infancia tiene algo proprio, podemos ser empáticos con los niños para favorecer su constitución; ofreciéndoles lo que corresponde a sus necesidades y deseos esenciales. El escritor João Guimarães Rosa nos dice que: “lo real no está en la salida ni en la llegada, está disponible para nosotros en el medio de la travesía”. El descubrimiento del tiempo lo hace el niño, en esa travesía, y no se le impone.
En Argentina, el día del niño se celebra el 16 de agosto, y el 27 de septiembre se celebra el día nacional de los derechos de la niñez y la adolescencia. En Brasil, el mes de octubre también se reconoce como el mes del niño, y mi intención con este escrito es pensar en el mes de octubre más allá de los regalos y la lógica empresarial, o sea, pensar esa travesía de la infancia como un derecho.
También quisiera aprovechar esta oportunidad para señalar que en julio de 2020, el Estatuto de la Niñez y la Adolescencia (ECA- Brasil) cumplió 30 años, es decir, los derechos de la niñez y la adolescencia están garantizados por ley desde 1990. Con esta ley, los niños y adolescentes fueron vistos como “sujetos de derechos”, del derecho a la vida y a la salud; libertad, respeto y dignidad; vida familiar y comunitaria; y el derecho a la custodia, tutela y adopción. También aborda los derechos a la educación, la cultura, el deporte y el esparcimiento y protección en el trabajo. Sin embargo, a pesar de esto, todavía hay muchos niños, niñas y adolescentes a los que se les niegan sus derechos y sufren violencia. Descuidar, discriminar y practicar la violencia contra los niños, niñas y adolescentes es un delito. Protegerlos y prevenir la violencia es responsabilidad de todos.
REFERÊNCIAS:
KLEIN, M. Psicanálise da criança. São Paulo: Editora Mestre Jou, 1969.
Lei Nº 8069 - Estatuto da Criança e do Adolescente - Acesso: http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/leis/l8069.htm
PINHO, G. S. O brincar na clínica interdisciplinar com crianças. In: PINHO, G. S. Escritos da criança. n. 6. Porto Alegre: Centro Lydia Coriat, 2001.
ROSA, J. G. Grande Sertão: Veredas. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 2006.
WINNICOT. D.W. (1896-1971) A criança e o seu mundo. Tradução Álvaro Cabral- 6 ª ed. Rio de Janeiro, 2008.
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