Espacio Diásphora, 4 años de escucha y cuidado

Tainã Rocha

Cuatro años de camino compartido, de escucha atenta y de palabras que se entrelazan en las historias que acogemos. En el espacio que creamos, no sólo construimos un lugar físico, sino un lugar simbólico, donde la subjetividad se revela, se desarrolla y, a menudo, florece. Nuestro lazo va más allá de las palabras, está hecho de miradas que alojan, de un tiempo dedicado al otro y un profundo respeto por la singularidad de cada persona. Hoy celebramos lo que hemos construido “entre muchos” y el camino que aún nos queda por recorrer, con la certeza de que es un espacio vivo porque está formado por personas que se preocupan, que escuchan, que sienten. Hoy quiero expresar mi profundo agradecimiento, empezando por estas dos colegas que son más que un equipo de trabajo, se han convertido en compañeras de vida.

Gicelma es de aquellas personas que sumergen profundamente, que no se conforma con respuestas fáciles, que busca comprender cada matiz, cada detalle que puede marcar la diferencia en el cuidado del otro. Tiene los pies en la tierra, porque sabe que la delicadeza necesita un terreno firme donde nutrirse, y tiene un corazón generoso y acogedor. Su sensibilidad es profunda y su compromiso con lo que hace admirable. Gracias por enriquecer tanto nuestro espacio!

Iassana destaca por su entusiasmo y genuino interés por el otro. Ella logra capturar las sutilezas que habitan en las palabras y en el intervalo de ellas, transformando cada encuentro en un espacio vivo. Hace de la curiosidad un motor, siempre en busca de nuevos saberes, intercambiando experiencias con colegas. Es de esas personas que realmente se involucran, que transforman con su presencia el espacio en el que actúa. Gracias por traer esa nueva dimensión a nuestro espacio!

Quiero agradecer también a los pacientes que nos confían sus historias, sus secretos, sus sueños, su dolor y síntomas, y que nos permiten ser parte de sus vidas de una manera tan íntima y significativa. Es gracias a ustedes que este espacio existe y sigue creciendo. Durante este tiempo, construimos un espacio donde el silencio cobra voz y las palabras, a veces fragmentadas, encuentran un nuevo sentido. Cada historia que se nos confía lleva la huella de quien la cuenta, revelando capas de una existencia que se van revelando poco a poco, en cada sesión, en cada gesto, siguiendo los tiempos y el ritmo de cada persona. Aquí lo no dicho también tiene su lugar, y es en la escucha flotante que buscamos, junto a ustedes, desatar los nudos que a veces trae la vida, con su complejidad. Les agradecemos por permitirnos ser parte de este viaje, donde más que respuestas, buscamos abrir caminos. Que sigamos juntos, cultivando el terreno fértil de la escucha y el cuidado, donde la subjetividad pueda florecer libremente.   

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